Karel Wickel falleció en un accidente cuando Teodoro tenía escasos 4 años y los pocos recuerdos que él tiene de su padre son cuando éste se sumergió en un pozo para limpiarlo y en otra oportunidad cuando arreglaba el cielo raso de la casa. La familia después se trasladó a Gorbea y luego a un campo en Lastarria. Teodoro comenzó tarde su educación primaria. Su querida hermana mayor, Gerarda, iba a la Escuela de Mujeres y lo llevó un par de veces al colegio. Otro recuerdo de su infancia es cuando una tarde se perdió en el campo debiendo pasar la noche en el tronco ahuecado de un árbol. Nunca se olvidó cuando su hermano mayor Enrique lo encontró allí tempranito al día siguiente.
En la Escuela Providencia de Traiguén pasó los veranos trabajando en las actividades agrícolas de dicha escuela. Estando en la Escuela Industrial de Temuco obtuvo excelentes notas y fue becado para proseguir sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Santiago a la que sólo accedían los mejores alumnos de la enseñanza industrial. Su madre debió vender algunos objetos valiosos para comprarle el pasaje a la capital. Estando en la Escuela de Artes y Oficios hizo el servicio militar en el Regimiento Buín durante el verano .Trabajó en la EAO por 6 meses antes de regresar a Temuco a buscar trabajo para estar más cerca de su familia. Durante sus años de estudiante perteneció a Boy Scouts y esa institución lo eligió para asistir a un Jamboree Internacional que se realizaba en Europa, sin embargo él declinó tal honor pues debía comenzar a trabajar para poder sustentar a su madre y familia.
En calidad de profesor en la Escuela Industrial de Temuco y como actividad extra curricular enseñaba a sus alumnos a manejar y los sacaba a pasear en auto y avión. Después de las horas de trabajo, y con la ayuda de un maestro, construyó su propia casa en calle O’Higgins 871.
Fue gran amante de la naturaleza y junto con su esposa plantaron muchos árboles en diversos lugares. Cuando los peces que pescaba eran pequeños, con gran cuidado los retornaba al río o lago y en una ocasión cuidó por meses a un pajarito que había caído del nido y se había dañado una pata.